Hoy 25 de mayo de 2013, en el marco de la jornada mundial en
contra de la transnacional del Agronegocio MONSANTO, nos concentramos en
la plaza de los museos en Caracas para sumarnos a esta protesta mundial
desde la Campaña Nacional Venezuela Libre de Transgénicos.
En la concentración se recolectaron firmas para suscribir esta posición, que serán enviadas a la Asamblea Nacional y Presidencia de la República
A continuación enviamos el comunicado en el que repudiamos la
intención de FEDEAGRO de promover la entrada de cultivos transgénicos al
país, exigimos la participación popular en las discusiones de la nueva
Ley de Semillas que se esta realizando en la Asamblea Nacional, para
ratificar en esta ley el legado del Comandante Eterno de una VENEZUELA
LIBRE DE TRANSGÉNICOS.En la concentración se recolectaron firmas para suscribir esta posición, que serán enviadas a la Asamblea Nacional y Presidencia de la República
¡¡EL PUEBLO MADURO
EXIGE LA CONSTRUCCIÓN DE LA PATRIA ECOSOCIALISTA LIBRE DE TRANSGÉNICOS!!
En
el año 2006 el Comandante Supremo Hugo Chávez expresó su firme rechazo a la
entrada de semillas y alimentos transgénicos al país, cuando expuso: “Nos
oponemos a la tentativa del gobierno imperial de los Estados Unidos y de sus
empresas transnacionales de introducir organismos transgénicos en el
ambiente... y combatimos decididamente las semillas “terminator” porque ellas
atentan contra el sentido de la vida... Manifestamos nuestro apoyo y la
necesidad de reconocer a los pueblos y comunidades que durante siglos y
milenios han desarrollado la diversidad agrícola”. (Hugo Chávez. Manifiesto
de las Américas. Curitiba, Brasil, 20 de abril de 2006).
A
pesar de que Chávez planteo e hizo reiteradamente
énfasis en la prohibición y los peligros del uso de semillas transgénicas, así
como a la injerencia imperial que esto representaría, vemos con preocupación el
hecho de que la Ley de Semillas, Material
para la Producción Animal e Insumos Biológicos, vigente desde el año 2002,
así como la propuesta para la creación de la nueva Ley de Semillas, no prohíben
la importación y producción de semillas transgénicas, sino que establecen
regulaciones que posibilitan la entrada de estos productos al país, aún y
cuando son conocidas las graves consecuencias sociales, ecológicas y
geopolíticas que ha causado el agronegocio transgénico en países como Brasil,
Argentina y Paraguay, deforestando la selva amazónica, asesinando líderes
campesinos e indígenas, desplazando comunidades enteras y auspiciando golpes de
estado como en el caso de Paraguay.
Igualmente,
nos preocupa la aparición dentro del articulado de la propuesta de ley, de
elementos relacionados con la obtención de certificados y derechos de obtentor,
que apuntan hacia la privatización de la semilla, que es y debe ser reconocida
y respetada como un patrimonio ancestral, libre y soberano, que pertenece
únicamente a los pueblos que las han multiplicado, conservado y mejorado con el
conocimiento tradicional desde hace milenios. Esta legislación no reconoce la
semilla campesina e indígena, ni contempla ninguna figura del poder popular,
irrespetando el derecho del pueblo a ejercer el control soberano sobre sus
semillas y alimentos.
El
agronegocio transgénico es un modelo agrario capitalista y una continuación de
la lógica imperial de la revolución verde, que tiene como principal objetivo la
acumulación de capital, y no la alimentación de los pueblos ni el cuidado de la
Madre Tierra. Debe ser identificado como una de las más severas formas de
violencia que debemos enfrentar como sociedad y que el movimiento por la paz y la vida debe visibilizar sus impactos como
un modelo de agresión que vulnera el derecho a la alimentación. Los intereses
de las grandes transnacionales que dominan hegemónicamente la investigación,
producción y mercado de semillas transgénicas, sólo persiguen la acumulación de
capital y el control de todos los sistemas agroalimentarios del planeta,
creando principalmente cultivos transgénicos resistentes a la aplicación de
agrotóxicos herbicidas que ellos mismos producen.
Los
transgénicos no garantizan la soberanía alimentaria de nuestros pueblos sino
que son una herramienta tecnológica
imperial y corporativa que concentra propiedad de la tierra en pocas de manos,
es decir, fortalece el latifundio que genera relaciones de explotación considerado por la Revolución Bolivariana
como contrario al interés social, privatizan la semilla a través de las
patentes y derechos de propiedad intelectual, erosionan nuestra diversidad
biológica, potencian la contaminación y uso indiscriminado de agrotóxicos y
vulneran la soberanía de los pueblos a través del control tecnológico,
económico y político.
Investigaciones
científicas demuestran que es falso el mito de la mayor productividad del
agronegocio transgénico, ya que hay datos que afirman que la mayoría de la
población mundial se alimenta con productos generados con tecnologías locales
tradicionales. Hoy solicitamos ejercer nuestro derecho a la contraloría social
de los sistemas de investigación nacional y la generación de investigación,
pertinente y emancipadora que apoye a la agricultura campesina, así como el
fortalecimiento de programas de detección de transgénicos y rechazamos la
lógica cientificista que invisibiliza y menosprecia la agricultura tradicional
como lo han hecho tradicionalmente las ciencias agrícolas de la revolución
verde.
Existen
investigaciones científicas que
demuestran que el consumo de alimentos transgénicos puede causar daños a la
salud humana, además de que los cultivos tradicionales pueden ser desplazados
y/o extinguidos por las semillas invasoras transgénicas. Todo esto revela cómo
la introducción de esta tecnología al
país representa un atentado en contra de la soberanía nacional, en contra de la
salud y en contra del patrimonio biocultural ancestral de nuestros pueblos.
Exigimos el etiquetado de los alimentos producidos con cultivos transgénicos
como derecho a la información de los y
las consumidoras
A todo
esto se suma la ofensiva que los distintos poderes económicos empresariales
nacionales han emprendido en su afán de introducir al país los cultivos
transgénicos, cuyos casos más emblemáticos se encuentran en las
presiones que ha iniciado FEDEAGRO, ala agroindustrial de FEDECAMARAS y aliados
de las grandes trasnacionales del agronegocio, así como el caso de las EMPRESAS
POLAR, quienes no solo manejan un oligopolio, acaparador y especulador en la
producción de alimentos y mantienen a través de sus fundaciones y empresas
filiales, laboratorios de investigación biotecnológica, sino que además, desde
hace tres años han establecido alianzas con la transnacional MONSANTO para la
producción de maíz transgénico en el piedemonte y la altillanura del Río Meta,
en Colombia. (Fuente Diario El Tiempo, Colombia).
Exigimos el
veto político y económico en el país a las transnacionales que monopolizan la
semilla y dominan el sistema agroalimentario como Monsanto y otras
transnacionales que recibieron divisas de CADIVI, durante el año pasado. Estas
empresas hoy mas que nunca han sido condenadas por todos lo movimientos
sociales del mundo, por atentar contra el derecho a la alimentación y a la
vida.
En
vista de la complejidad que implica el tema de la semilla, los colectivos, organizaciones,
movimientos sociales y militantes que nos encontramos articulados en la Red
Nacional de Guardianes de Semillas y la Campaña por una Venezuela Libre de
Transgénicos, quienes suscribimos los planteamientos generados en la Declaración de Montecarmelo, exigimos: que se abra un debate público a nivel nacional en torno a la creación
de la nueva Ley de Semillas, para que los pueblos y comunidades, productoras y
consumidoras de las semillas y de los alimentos, participemos en el ejercicio pleno
de nuestro derecho como pueblo legislador, en la discusión de una ley como
esta, que reviste una importancia crucial al estar relacionada con las semillas
que constituyen la base para la alimentación del pueblo.
Desde la
organización y la unidad de los movimientos sociales venezolanos en ejercicio
del poder popular solicitamos nuestra participación en la construcción de
políticas públicas dirigidas al fomentar y apoyar la agricultura campesina e
indígena, en espacios diversificados y en transición agroecológica que aportan
la mayoría de los alimentos que se consumen en la ciudad, y que ha sido
invisibilizada por la supuesta producción de la agricultura corporativa que
consume grandes cantidades de insumos y agrotóxicos y que sólo produce cuatro a
cinco rubros agroindustriales: caña de azúcar, arroz, maíz, sorgo y soya. Sólo
desde la agricultura soberana y campesina podremos garantizar el derecho de
todo nuestro pueblo a consumir alimentos sanos y libres de explotación,
agrotóxicos y transgénicos.
El Conuco alimenta, El Latifundio esclaviza!
Finalmente,
llamamos la atención sobre el carácter ecosocialista que asumió la Revolución Bolivariana
con el Programa de Gobierno de la Patria 2013-2019 del Comandante Hugo Chávez y
su quinto objetivo histórico de “Contribuir con la preservación de la vida en
el planeta y la salvación de la especie humana”, por lo tanto reivindicamos la
transición hacia un modelo agroecológico con las comunas como núcleos de éste
nuevo modelo de sociedad. Ratificamos la Declaratoria de Monte Carmelo, en donde
se prioriza la protección y promoción de las semillas campesinas e indígenas,
los conocimientos y los territorios asociados a ellas como patrimonio de la
agrobiodiversidad, profundizando la posición de Venezuela como país libre de transgénicos.
¡Las semillas transgénicas sólo favorecen los intereses del
agronegocio!
¡La posibilidad de tener y mantener una Patria, están en juego con
esta ley!
¡¡¡Tenemos Patria y hay que defenderla!!!
@vzlalibredeogm
venezuelalibredetransgenicos@gmail.com
Una vía para abordar la problemática es que los Gobiernos y Estados se empoderen del concepto de Economía de Agronegocios y lo re-construyan. El concepto de agronegocio no pertenece a los privados, este perfectamente puede ser desarrollado tambien por los públicos. Para ello el abordaje podemos hacerlo desde los enfoques Sociológico ( Orlando Falds Borda) y Educafivo (Paulo Freire) y la Investigación Acción Participativa y en partenariado (IAPP). Esta estrategia del enfoque Educación-Individuo- Sociedad y la IAPP es una forma de planear a largo plazo, estrategia que Gobiernos y Estados deben retomar.... Ver más detalles en: http://agronegociosvenezuela.blogspot.com
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